¿Hasta cuándo la violencia seguirá avanzando implacablemente, devorando conciencias, "anestesiando" corazones y anulando razonamientos?
La violencia es un flagelo que está creciendo a pasos agigantados, arrancando -tanto de quienes la ejercen como de quienes son víctimas de ella- toda esperanza de poder desarrollar una vida plena y con dignidad.
Es una enfermedad terminal que destruye todo lo que toca y si no la detenemos es muy probable que termine destruyéndonos hasta a nosotros mismos.
Pero ¿cómo podemos detenerla?
¿Es esto posible?
Seguramente son preguntas muy difíciles de responder si miramos a nuestro alrededor; pero si miramos dentro de nosotros mismos, nos daremos cuenta de que allí podemos encontrar la respuesta que buscamos.
SÍ, NOSOTROS SOMOS LA RESPUESTA.
Porque en cada uno de nosotros reside el poder de decidir si responderemos al insulto con un insulto mayor, si devolveremos el golpe recibido con otro más fuerte, o simplemente si nos mantendremos indiferentes a cualquier agresión de la que podamos ser objeto.
